domingo, 28 de noviembre de 2010

Tragedia familiar (I)


No podéis imaginar lo mal que me siento tras la última noticia que recibí de Rumanía. He estado en shock desde el lunes, y no me he decidido a escribirlo hasta hoy, que ya empiezo a encontrarme un poco mejor con respecto a esto.

Mi primo Andrei ha muerto en un accidente de coche el fin de semana pasado. Mis padres no me lo dijeron hasta un día después de enterarse, y no se atrevían porque temían mi reacción. Me desmoroné en un instante, y empecé a pensar que a lo mejor si yo hubiera estado en Târgoviste quizá lo podría haber evitado. Mi primo iba solo en su coche a visitar a su ex-novia, la cual le había tratado siempre mal e incluso le había dejado por otro. Si yo hubiera estado allí habría evitado que fuera a verla, pues ella no se lo merecía, y la tragedía no habría sucedido.

Es ahora cuando recuerdo todos los momentos que he pasado con él. Andrei tan sólo es dos años mayor que yo, y siempre ha cuidado de mí. De pequeños jugábamos en el patio de nuestro bloque de pisos, pues éramos vecinos hasta hace poco. Siempre que podíamos nos íbamos a recoger zarzare, los frutos de un árbol que nos encantaban.

Conforme fuimos creciendo, nos hicimos confidentes, y de hecho él me alentó a coger la oportunidad de venir a España. Siempre me contaba sus historias, preocupaciones de familia, y nos apoyábamos el uno al otro en los momentos difíciles.


¿Sabe alguien si en Madrid hay árboles que den el fruto zarzare? Sería algo bueno saber que aquí también podré sentir como si estuviera compartiendo tardes de juegos con Andrei.

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