domingo, 28 de noviembre de 2010

Tragedia familiar (II)


Es por eso que no puedo dejar de pensar en mi primo. ¿Por qué tuvo que pasarle a él, que era tan buena persona con todo el mundo? No se lo merecía. Ni siquiera pude despedirme. La última vez que le vi fue en el aeropuerto antes de venir a Madrid. Me deseó toda la suerte del mundo y me prometió que vendría a verme en cuanto consiguiera algo de dinero.

Era un chico al que le gustaba divertirse, pero él nunca olvidaba sus responsabilidades. Era bueno con su familia, con todos aquellos que le querían, pero siempre defendía la justicia. Me advirtió antes de venir a España que seguramente me juzgarían y la gente pensaría cosas de mí que no eran verdad (casi nunca cosas buenas), pero que siempre había que confiar en encontrar a alguien distinto que no se dejase llevar por las apariencias.

Ahora ya nunca más volveré a ver a Andrei. Cuando supe lo de su muerte, quise volver a Târgoviste para siempre. Sin embargo, Javier, Almudena y Haifa me quitaron la idea de la cabeza, pues mi sacrificio algún día valdría la pena y en Rumanía no iba a poder borrar su muerte. Suerte que les hice caso, pues Andrei me habría reprendido por ello.

Ahora tan sólo puedo continuar, esperar a que las cosas mejoren. En cuanto pueda iré a Rumania a darle mi último adiós a mi querido primo, que ahora debe de estar cuidando de mí desde donde esté, como si fuera mi ángel de la guarda.

¿Alguien sabe si pueden reservarse billetes de avión con bastante antelación, con motivo de que salgan más económicos? Necesito ir a verle cuanto antes. Gracias.

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